miércoles, 5 de julio de 2006

Ellen West. El suicidio como última libertad

La muerte es la felicidad más grande de la vida, tal vez la única. Sin la esperanza de un fin, la existencia sería insoportable.

Ellen West

Ellen West fue uno de los casos más famosos del psiquiatra Ludwing Binswanger, creador del análisis existencial. Su caso se publicó en 1944, luego de que se suicidara envenenándose a los treinta y tres años. Su diario y su poesía contienen detalles de sus emociones y estado psicólogo, fragmentos de ellos fueron usados por Binswanger para ilustrar la existencia psicótica.


Ellen West decía, refiriéndose al sentido último de la enfermedad mortal (Kierkegaard), que el tormento de la desesperación consiste en el hecho de no poder morir y que la muerte como última esperanza no llega más de improviso. Para ella el suicidio asume el significado "desesperadamente" positivo; y el acercarse a la muerte se transforma en una experiencia satisfactoria y triunfal. En efecto, sólo en el suicidio se Ellen West arriesga a ser hasta en la profundidad de sí misma, aceptándose y reconociéndose en su radical autenticidad. Por eso Binswanger dirá que "la fiesta de la muerte no ha sido sino la fiesta del renacimiento de su existencia". Cuando la existencia humana no se puede realizar sino en la renuncia a la vida, la existencia se hace "existencia trágica".


¿Qué significa esto en la existencia de Ellen West? Buscando resueltamente la muerte como su horizonte definitivo de sentido, asume la decisión de lograrlo terminando con la vida: rechazando el ideal de delgadez al cual ha estado ligada en el curso de su vida, comienza finalmente a alimentarse y se libera de todo sentimiento de culpa. Binswanger dice que esta fiesta de la existencia es una fiesta de despedida, pero esto no lastima su estado de ánimo feliz y exultante, salvo días después cuando tome el veneno mortal.


Zdena, Jan Saudek


A los dieciocho años, Ellen dice que "la melancolía se extiende sobre su vida como un pájaro negro que está en la emboscada"; a los veintiún años, considera que "la muerte es la felicidad más grande de la vida, tal vez la única. Sin la esperanza de un fin, la existencia sería insoportable. Sólo la certeza que el fin, antes o después debe llegar me consuela un poco". Con la muerte voluntaria se configura el cumplimiento de su vida. En su suicidio y en su destino marcado por una experiencia psicótica tan radical, Binswanger capta la expresión última y significativa de su vida.

Todo suicidio referencia al tiempo, al tiempo que ha perdido la esperanza y a la tentativa desesperada de arrancarle al futuro su secreto y su imprevisibilidad. Cuando el advenir se hace evanescente y lábil, y el pasado no es sino la repetición de un sufrimiento sin fin, el suicidio deviene la posibilidad más radical. Entre el advenir como imposibilidad y el advenir ya consumado y descifrado, la muerte voluntaria traduce la expresión última y radical de una de un tiempo clausurado.

Ellen busca trascender para ser, pero como un ser sin cuerpo, y en ese intento de ser "allende el mundo" sólo logra una vuelta a la nada. Su muerte es ese llévame de vuelta, "créame una vez más pero créame mejor de lo que soy ahora", para no sentirse vacía, abandonada, rota, cáscara inútil. En su existencia segada por la muerte voluntaria, se vislumbra finalmente la nostalgia desesperada de una patria perdida y deseada.

Ver artículo completo.

martes, 4 de julio de 2006

El cerebro es grasa: Amélie Nothomb

Por hambre yo entiendo esa falta espantosa de todo el ser, ese vacío atenazador, esa aspiración no tanto a la utópica plenitud como a la simple realidad: allí donde no hay nada, imploro que exista algo.
Amélie Nothomb, Biografía del hambre
Nació el 13 de agosto de 1967 en Kobe, Japón. Es una autora belga que escribe en francés. Su padre fue cónsul de Bélgica, lo que la llevó a vivir, además de en Japón, en China,Estados Unidos, Laos, Birmania y Bangladesh. Desde 1992 ha publicado una novela cada año.

En su libro Biografía del hambre (Anagrama, 2006) narra su experiencia con la anorexia. Antes de eso hace una apología de la glotonería que confrontará de pronto con las hambrunas vio en países como China e India y que le hicieron discubrir la dignidad de aparentar que el hambre no existe. La mezcla de estas vivencias con su ansia de belleza (no sólo de poseerla, sino de absorberla a través de los ojos hasta hartarse, experiencia que vive a través de la contemplación de una niñera de nombre Inge, quien hace voltear a todo mundo a su paso por las atestadas calles de Nueva York y le enseña el significado de una palabra terrible: "no") desencadenará un proceso de anorexia que la llevará a pesar treinta y dos kilos con un metro setenta de estatura.

Amélie Nothomb

Amélie narra los trucos que usaba para desviar la atención de sus padres, como pesarse con unos lingotes de metal debajo del suéter para aumentar su peso. Pero también destaca el lado ridículo y el lado hermoso, que lo hubo en su caso, de este padecimiento: "El cerebro está constituido esencialmente por grasa. Los más nobles pensamientos humanos nacen en la grasa. Para no perder la cabeza, volví a traducir, con fiebre, la Ilíada y la Odisea. A Homero le debo las pocas neuronas que me quedan".

Ya superada la anorexia, Amélie sigue viendo aquella experiencia como un reto, como un tema, no como una enfermedad. Nada en el tono de su narrativa, ni siquiera cuando describe cómo estuvo a punto de ser violada en la playa por unos jóvenes indios a los doce años, trasluce algo que no sea un profundo, satisfecho e inteligentísimo sentido del humor, comparable apenas con el de un niño refinadamente adulto. Una de las mayores virtudes de Nothomb sea quizá su capacidad para reírse de sus propias tragedias.

Un artículo de Eve Gil sobre Nothomb.

lunes, 3 de julio de 2006

Virginia Woolf

Virginia Woolf
Nació el 25 de enero de 1882. Su nombre completo era Adeline Virginia Stephen. Junto con su hermana Vanessa y los esposos de ambas, Leonard Woolf y Clive Bell, integró el grupo de Bloomsbury, de carácter intelectual, filosófico y artístico. También fueron parte de ese círculo Duncan Grant, amante de Vanessa, Thoby y Adrian Stephen, hermanos de Virginia; Lytton Strachey, Roger Fry, Maynard Keynes, Dora Carrington, Violet Dickinson, Gerald Brennan y T. S. Eliot.

Virginia sufrió de abuso sexual en la infancia, por parte de su hermanastro mayor George, quien le manoseó los muslos con claras intenciones sexuales mientras ella permanecía inmóvil, incapaz de reaccionar. A partir de eso detestaba que su cuerpo atrajera el deseo del hombre, ya que identificaba éste con la brutalidad. Tuvo varias crisis nerviosas durante las cuales sufrió periodos de anorexia; no soportaba ir a comprar vestidos, ni contemplarse en los espejos.

En su obra Fin de viaje relata la reacción de la protagonista ante el deseo masculino: "se quedó tumbada, quieta, fría como una muerta". Cuando se casó con Leonard Woolf escribió la novela Noche y día, narrando la atracción intelectual que Leonard sentía hacia ella y su fascinación por el poder que él tenía sobre la gente. Desde la publicación de ese libro tomó el apellido de su esposo.

El matrimonio no tuvo hijos porque Leonard temía que las crisis mentales de ella lo dificultaran. En 1913, tras una crisis, Virginia tuvo un intento de suicidio, lo que acabó de decidir a Leonard sobre la cuestión de los hijos.

Cuando la autora entraba en fase de anorexia, su marido se sentaba a su lado y la iba convenciendo de comer llevando la comida hasta su boca. El historial médico de Virginia se resume en varios intentos de suicidio, reclusión en sanatorios, convalecencias en su hogar atendida por Leonard y enfermeras, jaquecas, colapsos, taquicardia, y, principalmente, insomnio. Recurría a los trabajos manuales para tranquilizarse, especialmente a la linotipia y la encuadernación de libros.

Vita Sackville West


Virgina tuvo un episodio de amor lésbico con Vita Sackville West a finales de 1922. Vita era una exótica poeta y escritora. Su fascinación por ella la inspiró para para crear al protagonista de su novela Orlando.

Entre las hermanas Virginia y Vanessa hubo una relación de dependencia emocional y de envidia profesional y personal. Virginia consideraba un orgullo ser escritora, aunque también valoraba la pintura; pero creía que era justo que ella fuera la famosa, ya que su hermana tenía hijos y otras ocupaciones además del arte, mientras que ella se había consagrado por completo a la escritura.


En la familia Stephen había una tendencia a los desequilibrios mentales. Adrian y Vanessa, hermanos de Virginia, también sufrieron depresiones, y su hermanastra Laura permaneció encerrada hasta su muerte en una institución psiquiátrica.

Su última novela fue Entre actos, de 1940. En 1941 sufrió grandes depresiones. Su biógrafa Jane Donn, si bien no lo dice explícitamente, deja entrever que puso fin a su vida ante el miedo fundado de que Inglaterra fuese invadida por Alemania. Siendo su esposo judio y ella enferma mental, temía que pudiesen recluirles en un campo de concentración. Según el libro Virginia Woolf. Dardos de papel, "al no desear ser una carga para Leonard", se arrojó al río Ouse con piedras en los bolsillos. Murió ahogada el 28 de marzo de 1941.

En su vida, la autora cayó y se levantó otras tantas hasta que se dio por vencida, pero en su obra literaria jamás se muestra derrotada.

Más sobre su biografía.

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