sábado, 9 de febrero de 2008

¿Padecer anorexia te hace un bulto sin voluntad?

Quise redactar esta entrada a partir de un blog que encontré, donde se habla bastante de la influencia de la familia en el tratamiento de los trastornos alimenticios.
Esta entrada me pareció maravillosa, pero los comentarios (aunados a otra entrada sobre consejos para los padres) chocaron mi defensa a ultranza de la libertad de elección.
Para mí la pregunta es: ¿acaso padecer anorexia te hace incapaz de decidir NADA sobre tu tratamiento? Mi opinión particular, es que al restarte poder de decisión se te nulifica como persona, se te asimila a objeto o animal... y eso no es recuperación.
Estoy de acuerdo que en casos muy extremos la intervención dedicida de familia o amigos es determinante. Pero también creo que la mayoría de los casos no llegan a esos niveles dramáticos, y que detrás de una intervención hay mucho por considerar.

Contaré hoy un caso que me tocó mucho, el de mi amiga S.M. Ella empezó a sufrir de anorexia a los 16 o 17 años.
Su anorexia fue tremenda, con prácticas purgativas y ejercicio excesivo que la dejaron en los huesos, descalcificada y en un estado de salud lamentable en menos de un año. Sus padres decidieron internarla. Aunque había alternativas a la hospitalización (y ella las prefería), la familia se decidió por eso porque nadie podía pasar mucho tiempo con ella vigilándola y cuidándola.
Creo que la decisión de la familia fue egoísta. Que salvó la vida de mi amiga, pero dañó mucho la relación de ella con sus padres.
Sus padres se estaban divorciando. Su padre había sido infiel, y ella conocía a "la otra" mujer (su padre se la presentó) lo cual la hacía sentir sumamente culpable y conflictuada.
Cuando se planteó lo de la hospitalización, su padre ya no vivía en la casa familiar y estaba de viaje de negocios. Su madre, agotada por el divorcio y víctima de una tremenda negación pasaba horas en su trabajo como organizadora de eventos. Su hermano mayor estaba por casarse con su novia embarazada (él tenía 24 y su novia 17) y quería terminar la universidad antes de volverse cabeza de familia.
Cualquiera de los tres pudo haberse quedado en casa con ella y apoyarla en un programa de clínica de día tras una brevísima hospitalización. NADIE lo hizo.
Tras una hospitalización bastante dramática, el hermano y el mejor amigo de S.M. dijero que ELLOS pensaban pasar tiempo con ella vigilándola para que se pudiera ir a casa. Su hermano no pudo cumplir al 100 por ciento, ocupado como estaba con la universidad y su boda, pero su mejor amigo pasó con ella días y noches terribles en que ella lloraba de dolor, sentía ganas de vomitar aunque solo tomara agua y los ansiolíticos no le servían de nada.
Después de eso, S.M. nunca volvió a confiar igual en su madre. Y la relación con su padre ya estaba bastante dañada por el asunto de la infidelidad. No creo que sus padres sean unos monstruos, pero sí creo que la dejaron sola en un momento difícil. Que no debieron abandonar a su hija en un hosptial si se le podía atender en casa, que debieron anteponer el bienestar de S.M. a sus intereses y problemas.

Creo que hay muchos casos complejos, aunque no sean iguales a éste. Y creo que se debió respetar la desición de mi amiga de no ser hospitalizada si había alternativa y si había gente (no sus padres) dispuesta a apoyarla en un tratamiento externo.

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